La principal diferencia entre
literatura y periodismo es la ficción y no ficción. En la primera, el escritor crea un mundo que puede ser
verosímil o fantástico pero que tiene que ver con la realidad (cuenta un hecho
literario) y, el periodismo, tiene que ver con la no ficción y puede ser
desmentido (cuenta un hecho real). Dentro de él hay que distinguir dos
aspectos:
-
La información: son las cosas que sucedieron
contadas de la forma más exacta posible. En el buen periodismo, la información
esencial tiene que ser igual en todos los periódicos.
-
La opinión: es el comentario que el periodista
hace de las cosas que ocurren.
Aunque hay literatura en los
periódicos y artículos periodísticos, también existen libros periodísticos. Del
mismo modo, el periodismo toma recursos de la literatura. Hay novelas y obras
de ficción que se disfrazas de personajes. A medio camino entre la literatura y
el periodismo están:
-
La novela de no ficción: aquella que se base en
los hechos reales. Algún ejemplo es A Sangra Fría, de Truman Capote o Soldados
de Salamina, de Javier Cercas, una historia de la guerra civil que mezcla
hechos reales con elementos de ficción. El escritor juega con el lector,
haciendo que piense que todo es real.
-
La auto-ficción: juega con las diferencias entre
autobiografía y novela, con sus límites. Es un tipo de novela en la que el
protagonista se identifica con el autor y, aunque les suceden cosas comunes, al
personaje le ocurre también otras. Por ello, el lector no sabe dónde está la
frontera de la realidad y ficción.
El periodismo comienza contando
los datos de manera directa, sin demasiadas metáforas y de forma objetiva. A
diferencia de la narración, en la que el autor está dentro de la obra, en el
periodismo el autor trata de quedarse fuera. No obstante, a partir de ciertos
momentos, el periodista empieza a utilizar técnicas literarias para llamar la
atención y captar la atención de los lectores. Por este motivo algunos géneros
periodísticos, como el relato, pueden utilizar los mismos recursos que la novela.
Del mismo modo, algunas novelas
puedes recordar en algunos puntos a alguna parte del periodismo. Como ejemplo Relato
de un Naufrago, de Gabriel García Márquez en la que el autor entrevistó al
protagonista y, después lo contó con sus propias palabras por lo que no se
inventa hechos pero se cuenta de una forma más cuidada. Hay entonces varios
tipos de narradores que van apareciendo en el periodismo narrativo pues éstos son
las personas que nos cuentan las historias. Los tres tipos principales son:
I)
Narrador omnisciente (N>P): es el tradicional
y el que sabe todo, el pasado, presente y futuro de todos los personajes.
II)
Narrador que se identifica con un personaje
(N=P): el que lo cuenta es un personaje.
Tiene dos variantes:
a)
Que el que lo cuenta sea el personaje principal:
falsa autobiografía como El Lazarillo de Tormes. La diferencia con la
autobiografía real en que en ella la persona que firma el libro es la misma que
cuenta la historia.
b)
Que el que lo cuente sea un personaje
secundario, un testigo como Dr.Watson en Sherlock Holmes. Lo cuenta otro
porque si el personaje contara todas sus virtudes como propias, el lector lo
rechazaría.
El problema de
las autobiografías es que no se sepan leer y se identifique el pensamiento del
autor con el del protagonista. Es lo que se denomina “lectura ingenua”. Puede
ocurrir, también, que el narrador sea engañoso y nos mienta.
III)
Narrador establecido con el punto de vista
(N<P): es una innovación que surge en el siglo XI en el que una tercera
persona adopta el punto de vista de un personaje (por lo que no es
omnisciente).
Para entender
la literatura y el periodismo que la contiene, es imprescindible hablar de la
retórica clásica y de los elementos del discurso de la oratoria latina. La
“inventio” consiste en encontrar el tema del que voy a hablar, la “dispositio”
en la disposición de esas partes ya que hay que buscar la eficacia) y, la
“elocutio”, en escoger las palabras adecuadas para expresarlo. Estas reglas
clásicas y respetadas en buena parte de la historia, han sido últimamente muy
alteradas para dar lugar a novelas en las que la estructura de principio, nudo
y desenlace no ha sido respetada: la narración comienza con algún punto del
nudo o, incluso, del desenlace.
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