viernes, 7 de marzo de 2014

Conferencia: Vassilis Vassilikos.

El pasado miércoles 5 de marzo el escritor griego Vassilis Vassilikos visitó la Facultad de Filosofía y Letras y dio una conferencia, organizada con la ayuda de la Editorial Hoja de Hojalata. Consistió en una conversación en griego, con una traductora, en la que el autor presentaba su última novela: Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis.

Vassilis Vassilikos, nacido en 1934, estudió periodismo y, debido a sus actividades políticas, se vio obligado a exiliarse durante siete años. Su obra más conocida es Z, convertida en película por Costa-Gavras y con un final emocionante: se va listando todo lo que estaba prohibido y acaba con la letra “z” que, en griego antiguo, significaba “seguir vivo”. Esta novela se hizo popular entonces por razones “externas” a las meramente literarias por lo que el autor bromeó sobre esto.

La novela que ha venido a presentar es la biografía de Glafcos Zrasakis escrita por Vassilikos. De este modo, nuestro autor recorre la vida de su compatriota, quien ha desaparecido en circunstancias no demasiado claras. A medida que cuenta la historia, va explicando las diversas etapas por las que fue pasando el autor de la biografía para investigar las pistas y huellas. Muestra, además, el legado literario que fue dejando Zrasakis. Como dicen algunos críticos “la trama de la novela es, por tanto, compleja, pero fluye de tal modo que incluso el propio narrador teme parecerse a Zrasakis hasta el punto de confundirse con él. El lector también corre este peligro.

Durante la conferencia, Vassilikos hace varias referencias a la política. Bromea, por ejemplo, cuando se le pregunta qué piensa sobre que se le considere comprometido, diciendo que sólo fue militante durante su etapa de tres años en el ejército. Sostiene también que todos los escritores son políticos ya que detrás de “política” está “ciudad”, “civilización” y, por tanto, la sociedad. 

Cuenta también el autor griego que de pequeño odiaba la Grecia Clásica por lo mal que se enseñaba en el colegio. Estuvieron un año estudiando Antígona pero, hasta verla representada, no sabía de qué iba pues la utilizaban para estudiar el vocabulario, la gramática y la sintaxis. De aquí extrae la reflexión de que el mito de Antígona sigue vivo: hay víctimas tanto entre los vencedores como los vencidos y Antígona dice que son más importantes las leyes de Dios (que decían que había que honrar a los muertos) que las políticas (que lo prohibían). Dice entonces que hace falta una nueva Antígona y también un Prometeo. Se nota pues, durante toda la charla con el autor, la vigencia de lo clásico.

El autor bromeó también con la palabra “idiota”, jugando con su etimología y demostrando, una vez más, que la cultura griega está en la base de la nuestra. Lo privado se dice en griego “idiotis”, que pasó a “idiota” y que acabó siendo “estúpido” (el que no se preocupa por lo público, el que sólo se preocupa de sí mismo). Continuó entones comentando que cada idioma tiene sus idiotismos: frases hechas que sólo tienen sentido en una lengua.

Vassilikos, después de utilizar en varias ocasiones el término “persona” con su sentido etimológico “máscara”, incurre en cierta demagogia: dice que todo lo que pasa es culpa de Ángela Merkel cuando ella es sólo le presidenta de Alemania y no del continente. Pero es que a la gente le gusta buscar culpables. El peor momento para él de todos los trágicos en la historia de su país es, por tanto, la crisis ya que con ella no se sabe quién es el enemigo.

  

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