Francisco Umbral nació en Madrid
en el año 1932 y falleció en 2007.
El autor cuyos maestros fueron
César González Ruano y Calimo José Cela se crió en Valladolid y escribía
cuentos y poesías pero luego se pasa al periodismo comenzando en El Norte de
Castilla, dirigido por Miguel Delibes. Durante los años 50 y 60 escribe
todo tipo de artículos en ese periódico. Se mudó a León y comenzó a trabajar en
la radio entrando rápidamente en la vida cultural de esta ciudad. Debido a un
escándalo se tuvo que mudar a Madrid donde, desde los años 70, una figura
constante en la literatura española. Escribía diariamente en diversos periódicos:
primero en El País y, después, en su rival El Mundo. En esos artículos
diarios hablaba de todo tipo de temas por lo que fue una lectura constante para
muchos lectores además del que popularizó el uso de las negritas. Era un
escritor algo amoral y buscaba el escándalo convirtiéndose así no solo en el
escritor sino también en el personaje.
Sus artículos eran sorprendentes:
gran riqueza literaria y metafórica pero siempre alerta de lo que estaba
sucediendo. Era un periodista de referencia que escribía siempre igual pero
siempre diferente.
Además de escribir durante más de
cuarenta años estos artículos diarios, publicó muchos libros. La mayor parte de
ellos son recopilaciones de sus artículos pero, además, intenta ser novelista. Sus
mejores obras de este género son las que tienen una parte autobiográfica. Entre
éstas últimas la primera significativa es Los males sagrados. Escribe también
biografías: la primera de Larra: Anatomía de un Dandy, otra a Lorca: Lorca,
poeta maldito y otra a Valle-Inclán. Uno de sus mejores libros de
literatura es Ramón y las vanguardias, sobre Ramón García de la Serna. Escritura
perpetua fue un encargo en el que hablaba sobre su maestro, César González
Ruano y, Un cadáver exquisito, sobre Camilo José Cela. Otras obras
importantes son Las palabras de la tribu, Los alucinados (formado
de recopilaciones de artículos), un diccionario sobre literatura, Memoria de
un niño de derechas, Retrato de un joven malvado, La noche que
llegué al Café Gijón, Trilogía de
Madrid, Mortal y rosa (crónica de la muerte de su hijo) y La
bestia rosa, que ganó un premio de novela erótica.
Lo malo de Umbral es que utiliza
lo escandaloso de su vida para vender más. Sus mejores obras son en los años 70
pero siguió después influyendo a muchos autores y creó escuela.
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