martes, 4 de marzo de 2014

Reseña de "Al encuentro de Mr.Banks"


Al encuentro de Mr.Banks es una película de drama y comedia biográfica cuyo título original es Saving Mr.Banks. Está dirigida por John Lee Hancock y protagonizada por los brillantes y conocidos Tom Hanks y Emma Thompson. Estrenada el pasado año comienza con una suave y lenta interpretación al piano de “Chim chim chero”, canción que se oyó por primera vez en 1964 siendo parte de la banda sonora de Mary Poppins. Sumándole a esto una voz en off (“viento del este y niebla gris, anuncia que viene lo que ha de venir”, que recuerda a la frase de la protagonista de la obra de 1964 “me quedaré hasta que cambie el viento”), la película consigue que nos sumerjamos por completo en un mundo nuevo. O quizás no tan nuevo, quién sabe si se trata de una vuelta a la infancia. A partir de aquí la película cuenta la historia de la escritora P.L. Travers y de cómo Walt Disney intenta hacerse con los derechos de autor de su mejor obra para llevarla a la gran pantalla. La trama va avanzando gracias a las diversas reacciones de la señora Travers ante las distintas acciones que llevan a cabo el director y el productor para conseguir su simpatía.

Esta película nos muestra una parte no tan conocida de la vida de Walt Disney y sus alrededores además de continuas referencias a distintos personajes, canciones y producciones de la compañía que son conocidas por los espectadores de todas las edades. Esto hace que, desde el primer momento, sintamos la película muy cercana y vayamos ilusionándonos, y también decepcionándonos, a medida que la trama avanza y se van resolviendo, o complicando, los aparentes problemas.

El sorprendente y emotivo final de Al encuentro de Mr.Banks sumado a la voz en off que esta vez dice “viento del este y niebla gris, anuncia que viene lo que ha de venir, no me imagino qué ira a suceder, mas lo que ahora pasé, ya pasó, otra vez” hace que, cuando se enciendan de nuevo las luces del cine, nos vayamos a casa con un muy buen sabor de boca y con una sonrisa enorme en la cara pero con una sensación un tanto agridulce: la felicidad al habernos sentido de nuevo niños durante un par de horas y los sentimientos contrapuestos al darnos cuenta de que, cuando salgamos de la sala, toda esa magia no existirá. O quizás sí. Cada uno tendrá que elegir. 

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